Plataformas y magnetismo, combinación genial
Teslagrad es un plataformas de gráficos bonitos y mecánica jugable robusta que te cautivará… si soportas los juegos de elevada dificultad. Además de saltar, en Teslagrad resuelves innumerables puzles que se asientan sobre las bases de la electricidad y magnetismo. Es un juego inteligente, muy bien pensado en general y que constantemente logra mantener alta la atención del jugador.
Imanes, plataformas y difíciles jefes finales
Uno de los puntos fuertes de Teslagrad es cómo cuenta su historia sin voces ni palabras. El mismo juego va auto explicándose mediante imágenes, escenas de juego o teatrillos de marionetas, según avanzas por la aventura. Si al principio todo es muy enigmático, con un héroe preadolescente en busca de algo o alguien desconocido, al final todo cobra sentido congruentemente.
Además de la historia principal, en Teslagrad hay otra historia anterior que se cuenta a través de pequeñas ilustraciones ocultas y que debes encontrar a modo de extra. Es totalmente opcional encontrar esos 36 cromos, repartidos por todo el escenario en zonas ocultas o de difícil acceso, pero si lo haces entenderás un poco más el universo del juego.
Ya en materia, Teslagrad es un difícil juego de plataformas y puzles que giran en torno al magnetismo. Con unos guantes especiales puedes modificar el campo magnético de ciertos objetos que, al interactuar entre sí o con otros campos magnéticos, pueden llegar a moverse por el escenario. Ese movimiento de objetos magnéticos es lo que en última instancia te permite activar palancas, abrir puertas o llegar a zonas inaccesibles.
Los puzles son brillantes todos ellos. Desde los primeros que sirven a modo de tutorial y que te dejan ver la punta del iceberg, hasta los últimos desafíos bastante infernales. Además de los puzles necesitarás cierta habilidad a los mandos para superar muchas secciones, el plataformeo bien coordinado es, en muchos casos, imprescindible.
La tercera punta que forma el triángulo jugable de Teslagrad es la de los jefes finales. Son un verdadero tormento, jefes finales al estilo más clásico, divididos en tres secciones y varios patrones de ataque que tienes que aprender quieras o no. Se une el hándicap de que tu personaje muere con un único golpe (no hay energía ni corazones, pero las vidas son infinitas), y si mueres en un jefe final debes empezarlo desde el principio. El margen para aprender los nuevos golpes es escaso, pero por suerte poco a poco vas entendiendo el sistema para acabar con ellos. Aunque los jefes finales son muy difíciles, al final todo es cuestión de aplicar paciencia y tesón.
Todo es cuestión de magnetismo
Teslagrad se maneja muy bien con teclado pero es mejor utilizar algún mando. No hay muchos movimientos que aprender más allá del salto, los golpes que cambian la polaridad de los objetos y el tele transporte. El mismo juego te explica cómo usar estas habilidades poco a poco y de manera intuitiva.
Menos me ha gustado la inercia del personaje al moverse. Es aceptable, pero en Teslagrad hay algunos saltos muy ajustados y plataformas pequeñas donde esa inercia puede perjudicarte seriamente.
Por suerte, todo lo referente al movimiento de objetos magnéticos es creíble. Se unen cuando tienen que unirse, se repelen en otros casos, puedes usarlos para crear pantallas de defensa o como transporte aéreo. Teslagrad es electromagnetismo aplicado a objetos y la física funciona muy bien.
Dibujado a mano
Las capturas de pantalla no hacen justicia a Teslagrad. Este juego es muy bello, con todos sus gráficos creados a mano y animados muy bien. También tiene un fantástico trabajo de iluminación que aún hace más bonito lo que ves en pantalla.
A destacar dos cosas de los gráficos. Primero los fondos de los escenarios, que también están dibujados a mano y añaden profundidad a los niveles. Segundo, las animaciones de los jefes finales, que son estupendas, robóticas y con personalidad.
La música pausada y nostálgica encaja perfectamente con la aventura que vives, ambientada en unos escenarios antiguos y olvidados.
Conclusión
Teslagrad no decepciona, y si el principio es bueno de cara al final es aún mejor. Es uno de esos juegos “indie” que merecen la pena, al nivel de otras grandes aventuras como VVVVVV, Knytt Underground, The Swapper o el mítico Braid. Eso sí, es difícil, así que llénate de paciencia antes de jugar.